En ocasiones me despierto en la noche llorando, con hambre, a veces orinado, sin poder hablar ni hacerme entender. Esa noche me despertó un ruido en la habitación de mis padres, siempre duermen con la puerta abierta, como pude salí de mi prisión (entiéndase cama) y me dirigí a ver qué había pasado. Salí de mi cuarto, vi el pasillo oscuro y me dio miedo y estuve a punto de regresar, pero escuché un grito ahogado, tenía que ver qué pasaba, cuando llegué al cuarto de ellos me asomé de manera cautelosa: el piso estaba lleno de arañas, todas corrían alrededor de la habitación en una danza macabra, su objetivo parecía ser subir a la cama de mis padres, cuando vi que varias de ellas entraban y salían del cuerpo de mis padres comprendí: los habían asesinado, y se alimentaban de ellos.
Corrí a la cocina, tenía que hacer algo, esas malditas los habían matado y lo más seguro es que después fueran por mí, sin la protección de mis padres podían llegar a mi recámara para acabar conmigo, tenía que hacer algo para evitarlo. Me costó trabajo abrir el cajón de los cuchillos, pero lo conseguí, agarré el más grande que había, eso y un sartén eran mis armas, cuando iba regresando vi que había unas pocas arañas en el pasillo, parece que ya iban a por mí. Al verlas grite y corrí hacia ellas (tenía que aprovechar el factor sorpresa) aplastando a toda aquella que veía con el sartén, entre a la habitación y seguí con la masacre, noté que los cuerpos de mis padres se convulsionaban, me imagino que ante mis gritos de ira las arañas que estaban dentro de sus cuerpos se sorprendieron y se movieron todas a la vez. No perdí tiempo y busque a la que podía ser la araña líder, la ubiqué en la boca de mi madre. Me abalancé sobre ella, tomé el cuchillo y empecé a destazarla, a toda aquella que salía no la dejaba viva, enseguida me abalancé sobre las arañas que estaban en el cuerpo de mi padre y realicé la misma acción, tasajear hasta que no quedara ninguna.
Al terminar estaba cansado y casi dormido y me dirigía a mi habitación cuando pensé que las arañas sobrevivientes podían reorganizarse, regresar y vengarse, decidí salir de las casa e ir con la vecina, a veces mis padres me dejaban con ella cuando salían, como ya no estaban vivos pensé que era la misma situación. Por ser de madrugada se despertó molesta, me preguntó qué había pasado. Le conté que odio a las arañas.
Me gusta este lugar, me atienden bien, todas las mujeres se parecen a mi madre y me tratan como si lo fueran y eso me da tranquilidad. Hoy en la tarde vinieron mis padres a visitarme, no entendía cómo podían estar aquí si las arañas los habían asesinado, estuvieron conmigo unas horas, cuando se fueron entendí qué pasaba: no eran los mismos, ni siquiera eran ellos, eran unas marionetas: del bolso de mi madre sobresalían telarañas.