El viernes, después de no querer salir, alcancé a unos amigos para ir a ver a Bloc Party a Santa Fé, en un lugar al aire libre al que ya había acudido en una ocasión para el Manifest, por lo que esperábamos, al igual que aquella vez, que hiciera un frío de los mil demonios (¿frío y demonios en la misma frase? yeah, me encantan las libertades del lenguaje).
Llegamos cuando estaba tocando Quiero Club (me gustan y es sólo la segunda vez que los veo en vivo, la primera... bello recuerdo), al acabar de tocar ellos, en el inter, Serch y yo fuimos por algo de tomar, y es la primera vez que me topo con esta sorpresa en un concierto: ¡NO VENDÍAN CERVEZA! en un Vive Latino se acabó toda la bebida pero es distinto porque ahí sí estaban vendiendo, aca simplemente lo dijo un garrotero: ¡LES DIERON LA ORDEN DE NO VENDER CERVEZA!
Lejos de parecer un malditoalcohólicodesesperado, el hecho de estar en un concierto y no disponer de bebida cambia hasta cierto punto el panorama, no sé si de haberla tenido hubiera disfrutado más el concierto: la parte realmente prendida fue despues del encore, antes de eso tuvo sus altibajos, y al igual que con Radiohead, esta vez me interesaba sobremanera escuchar una canción en especial, claro que disfruto el concierto pero algo queda en esa canción que nunca llega. De una vez les aviso a todos los que vayan a ver a Metallica, no voy a ir, con la suerte que tengo capaz que no tocan las canciones que quiero escuchar (y tal vez varios más quieren las mismas), así que tranquilos, yo y mi maldición en los conciertos estaremos en casa viendo series en la tele, que lo disfruten. Snif, snif.
Llegamos cuando estaba tocando Quiero Club (me gustan y es sólo la segunda vez que los veo en vivo, la primera... bello recuerdo), al acabar de tocar ellos, en el inter, Serch y yo fuimos por algo de tomar, y es la primera vez que me topo con esta sorpresa en un concierto: ¡NO VENDÍAN CERVEZA! en un Vive Latino se acabó toda la bebida pero es distinto porque ahí sí estaban vendiendo, aca simplemente lo dijo un garrotero: ¡LES DIERON LA ORDEN DE NO VENDER CERVEZA!
Lejos de parecer un malditoalcohólicodesesperado, el hecho de estar en un concierto y no disponer de bebida cambia hasta cierto punto el panorama, no sé si de haberla tenido hubiera disfrutado más el concierto: la parte realmente prendida fue despues del encore, antes de eso tuvo sus altibajos, y al igual que con Radiohead, esta vez me interesaba sobremanera escuchar una canción en especial, claro que disfruto el concierto pero algo queda en esa canción que nunca llega. De una vez les aviso a todos los que vayan a ver a Metallica, no voy a ir, con la suerte que tengo capaz que no tocan las canciones que quiero escuchar (y tal vez varios más quieren las mismas), así que tranquilos, yo y mi maldición en los conciertos estaremos en casa viendo series en la tele, que lo disfruten. Snif, snif.
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