viernes, abril 24, 2009

A. Ahí en todo... tú

Me desperté con la noticia de que ya no estabas, lo vi en la televisión, al voltear a tu lado de la cama lo comprobé, te habías ido. Trato de hacer mi día normal, me levanto, tomo un yogurt mientras elijo la música que voy a escuchar mientras me baño, prendo el calentador del agua, mientras espero busco la ropa que me pondré el día de hoy, hago a un lado los vestidos que has lucido en varias portadas de revista. Miro al buró y veo un libro cuyo título lleva tu nombre, no creo que sea coincidencia porque en la dedicatoria está tu nombre completo. Se me nublan los ojos.

Me baño, preparo un rápido desayuno y salgo. Me subo al coche y tengo que acomodar los espejos y el asiento, creo que has usado el coche y como eres más pequeña tienes que acomodarlo para poder manejar bien, me pongo triste recordando que manejas mejor que yo. Prendo la radio y alguien está diciendo tu nombre y te dedica una canción. En un alto pasa un señor vendiendo el periódico, lo compro y veo que estás en primera plana, tengo que avanzar y no puedo leer la nota, pero alcancé a ver que estabas en algún país lejano presentando un libro cuando hubo un terremoto que destruyó una ciudad pequeña y varios poblados de nombres extraños. No se reportan muertos.

Por las calles que paso veo que hay varios espectaculares, en algunos te ves con algún shampoo o bronceador en la mano, en otros no están más que tus piernas o tus ojos, otros tienen tu rostro y números de teléfono diciendo que si te ven por favor llamen. Llamo para saber si hay noticias tuyas, para saber si alguien te ha visto, nadie me contesta.

Suena mi celular y brinco y mi corazón late más fuerte pensando en que eres tú, resulta que es número equivocado porque preguntan por una mujer, les digo que se han equivocado de número, que lo intenten otra vez, me dan las gracias y cuelgan. Me siento mucho más solo que antes de que llamaran. Busco en el celular los mensajes que me has mandado pero no encuentro nada, a lo mejor agarré tu celular en lugar del mío, pero no lo sabré hasta que me llames y me digas que tomé tu celular y que dejé el mío en casa. Hay cosas tuyas en el coche, pero lo que me trae más recuerdos es la basura de las golosinas que siempre comíamos en los viajes largos.

En el transcurso del camino trato de olvidarte. Llego al trabajo y prendo la computadora, se abre una página y lo primero que veo es tu cara, volteo para saber que nadie me está viendo y prendo la impresora, imprimo la página y trato de recordar cómo te llamas, no logro hacerlo, pero cuando miro mi reloj para ver la hora me doy cuenta que el nombre donde va la marca es el tuyo, tu recuerdo me recuerda que mi reloj no avanza, lo sigo utilizando para tener conmigo algo tuyo, aunque sólo sea tu nombre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que bien, cómo quisiera algún día haber sido yo.

Piña dijo...

Haber sido tu:
¿quien escribiera esto?
¿quien saliera en las noticias?
¿quien buscara a alguien?
¿quien dejara basura en el auto?

Mi reino por una pista de quién lo hubiera querido ser...

G. Páramo dijo...

yo no, por supuesto